“No me dejaban entrar en las bodegas porque si una mujer lo hacía, existía la creencia de que se enturbiaba el vino”

Cuando investigaba sobre María Isabel Mijares (MIM), “La mujer que más sabe de vinos en España y en el Mundo”, como siempre la define nuestro director de La Cazuela, Martín Márquez, no pude evitar pensar por varios días en el escritor Julio Verne y en su novela “La vuelta al mundo en ochenta días”.

Y es que navegando por el mar digital y preguntando al sabio Google, hallaba un montón de países y países a los que ha viajado cada año. Pueden creer que ante tanta experiencia e información sobre su impecable trayectoria, en mi mente solo rondaba  una idea: si de verdad se pudiera dar la vuelta al mundo en 80 días ¿cuántas veces ya la habría dado esta mujer?

Ahora bien, al observar su hoja de vida, como por ejemplo que es la actual coordinadora y directora de la Guía de los Mejores Vinos de España de la Guía Repsol,  que fue Presidenta del Consejo Regulador del Vino de Valdepeñas, que también fue nombrada Académica de Número de la Real Academia de Gastronomía, entonces me quedo corta al imaginar el legado que ha sembrado, dejando en alto al vino español y por supuesto a España por el mundo.

Seguro faltará  mucho de lo importante de su currículo y será poco lo que pueda decir en tan poco espacio, y frente a su amplia y dinámica trayectoria: fue nombrada en 1986 Vicepresidenta de la Feria Alimentaria de Barcelona y Presidenta del Salón Intervin. Ese mismo año funda y dirige junto a José Antonio Sáez Illobre, Equipo Team (Técnicas Enológicas y Alimentarias Mijares SL), una sociedad Limitada en la que participan bajo su dirección destacados expertos del Sector Alimentario en general.

En 2014 organiza el I Foro Iberoamericano para Empresarios del Vino en Jerez de la Frontera, en 2015 es Embajadora de la Capitalidad de Mérida Capital de la Cultura Gastronómica Iberoamericana y en 2017 organizó con Enrique Fernández ECIBE, Encuentro Empresarial Iberoamericano , en Mérida y el Concurso ECIBE de Vinos Espumosos Iberoamericanos.

MIM ha sido miembro de jurados, presidente y organizadora de innumerables eventos, concursos y olimpiadas a mundial y son incontables los congresos, ferias y salones en los que ha sido invitada como ponente, forista  y conferencista; sin contar los premios, galardones y nombramientos. Recientemente viajó a Galicia para recibir el Premio Mujer y Vino 2019 de la Denominación de Origen El Ribeiro.

Hablar de su trayectoria es impresionante, pero hablar con  ella es aún mejor.

 

LC.- ¿Qué experiencia sobre algún vino recuerda de sus viajes por el mundo?

 MIM.- Es muy difícil hablar de un vino, porque yo he encontrado enorme interés y placer en viajar por el mundo conociendo a la gente, es decir conocer el vino rodeado de sus gentes.

Uno puede decir un vino de Bolivia, y la gente dirá que no es un país conocido por sus vinos, pero tomar un vino de esos en el Altiplano, en medio de las llamas y de oír cantar a los bolivianos, eso otra expresión del vino.

Es imposible fijar mi mente en un vino y una experiencia, porque tengo recuerdos maravillosos de Argentina, Chile, Perú, Brasil, Uruguay, Moldavia, de Albania.

Posiblemente diría: los vinos de mi tierra. Los vinos de Extremadura. Porque los he vivido en un contexto muy personal. Con una madre que era una excelente cocinera, y en un momento en el que no había excelentes vinos extremeños, algo que seguramente ella habría disfrutado ahora. Ella siempre decía: “al final me va faltar un vino para este plato, voy a tener que poner un vino de León o Rioja”. Si viviera, vería que ahora tiene vinos en su zona.

He disfrutado en todos los países donde he estado, porque siempre he cerrado la mente a cualquier estereotipo. Nunca he visitado un país para hacer comparaciones, como no se parece a Francia, no se parece a España. Siempre le he reconocido su contexto a cada vino y creo que eso es lo más enriquecedor que he podido hacer.

 

LC.-¿Qué rincón del mundo no ha visitado?

 MIM.- Me falta algún país no vitivinícola. La verdad es que tengo muchas ganas de ir a los Emiratos Árabes y estoy invitada pero no he tenido ocasión, porque la verdad es que me centrado más en los países que hacen vinos. También me gustaría explorar África porque me aparece apasionante.

 

LC.- ¿Qué anécdota de su vida en el mundo del vino le viene ahora a la mente?

 MIM.- Las anécdotas más curiosas siempre han sido por el hecho de ser mujer, es decir una profesión como la mía ahora no sorprende, pero cuando inicié sorprendía muchísimo.

engo montones de anécdotas de este tipo, pero no me siento dolida, ha sido de mucho aprendizaje. Por ejemplo, no me dejaban entrar a las bodegas porque si una mujer lo hacía,  tenían la creencia de que se enturbiaba el vino.

También encontré personas que no me hablaban a mí directamente, sino que se dirigían a alguien que iba conmigo, porque para ellos la imagen de una mujer no iba unida a una copa de vino.

 

LC.-¿Cosas como esas, siguen pasando? ¿Tiene algún consejo para las damas que incursionan hoy en el mundo del vino?

MIM.- En la actualidad, esto ha cambiado. Hoy en día hay muchas mujeres, muy buenas, que inclusive han sido mis alumnas, y forman parte del mundo del vino. Yo daría hoy en día un consejo a las damas que hacen esta profesión y es que defendamos nuestra posición de mujeres.

Es bueno ser feminista, sin caer en las extravagancias de hoy en día, es decir el feminismo no es que te digan habitanta, si todos hemos estudiado y sabemos que habitante, se refiere a hombre y a mujer, esas son tonterías, me refiero a la búsqueda de la igualdad de condiciones, el que una mujer y un hombre con el mismo nivel de formación cobren igual, por ejemplo.

Luego es importante que la mujer entienda que no hay nada imposible para ella, no he encontrado nada que una mujer no pueda hacer, excepto hacer pis contra las paredes. Lo demás no es imposible solo hay que ser conscientes de que queremos ser madres, esposas y profesionales a la vez y en ocasiones hay que elegir. ¿Es injusto? Sí, pero la naturaleza es como es.

Recuerdo que en mi primer congreso de enología solo habíamos dos mujeres y éramos 1.000 personas participantes. Esto no me trae malos recuerdos, si la pasé en grande y me sentí querida, mimada, atendida.

Alguno les gustará más,  a otros menos. Tuve la oportunidad de ser presidenta del Consejo Regulador de Valdepeñas, eso era algo insólito que fuese mujer estuviese a cargo; y los bodegueros y agricultores que han venido a verme después, me han dicho: “unos la queríamos más, otros menos, pero todos la respetábamos muchísimo”.

Ahora,  lo importante  es hacerlo bien,  sin victimismo, sin nepotismo, sin ir pisando por el mundo, porque eso no hace falta, hay que cuidar las formas, cuando se llega a un lugar hay que saber apreciar el trabajo de toda la cadena.

 

LC.- ¿Qué consejo daría a las nuevas generaciones de enólogos y sumilleres?

 MIM.- Que sean lo que quieran, pero que sean modestos, con el espíritu abierto, yo pienso que estoy aprendiendo todos los días, me sorprende ver a muchos de estos jóvenes que creen que lo saben todo. Tienen que seguir siempre aprendiendo. Es ilógico pensar que haciendo un curso de una semana o de 15 días lo saben todo, y aunque es lamentable, es frecuente encontrarse con personas así.

 

LC.-¿Si fuera usted algún vino cuál escogería ser y por qué?

 MIM.- Sería tinto y champagne. Posiblemente el champagne por la sorpresa, la vitalidad, la fuerza y el nervio. Sería también vino tinto, por la profundidad y que te haga reflexionar. El vino tinto es como un hombre con pelo gris que te acompaña durante toda una velada y no te aburres.

Y con este comentario, la entrevista terminó entre risas. La presencia y simpatía de nuestra entrevistada dicen mucho de ella: es una mujer con temple, fuerte y decidida. Es amiga fiel y cariñosa. Su elegancia impone en vista. Sus maneras y humor casi negro nos muestran su personalidad sagaz, divertida e interesante.

Por Lizbeth Riobueno